
FRUSTRACIÓN: vivencia emocional que se presenta cuando un deseo, necesidad, ilusión no se llega a cumplir. Como consecuencia de ello aparece enfado, angustia, tristeza, ansiedad…

Los niñ@s tienen una naturaleza EGOCÉNTRICA y ell@s creen que todo gira a su alrededor.
Son impacientes, por naturaleza; no saben esperar porque no tienen desarrollado el concepto del tiempo, ni la capacidad de ponerse a pensar en las necesidades de los demás.
A veces, nuestros niñ@s tienen muy poca tolerancia a la frustración y dificultad para controlar sus emociones. Son impulsivos e impacientes.
Buscan satisfacer sus necesidades de forma inmediata, por lo que cuando tienen que esperar pueden acabar sufriendo rabietas o llanto fácil.
Aprender a tolerar la frustración para que se enfrenten en positivo a situaciones que les depare la vida. Serán capaces de solucionar problemas.
Hay que tener en cuenta que se trata de una actitud y, como tal, debe trabajarse.
¿CÓMO AFRONTAR DESDE NUESTRA POSICIÓN DE ADULTOS? Sería bueno tener:
– actitud positiva de cariño y de paciencia.
– No sobreproteger.
– no ser permisivos, marcar normas y límites con calma y firmeza.
– educar en el esfuerzo.
– no dar todo por hecho. Dar la oportunidad de que ellos busquen soluciones.
– no ceder ante las rabietas.
– convertir frustración en aprendizaje. Enseñar a manejar emociones.
– relajarse, dar tiempo, ayudar, aceptar
«verles sufrir «, aprender a decir NO.
Nosotros, a veces, somos únicamente acompañantes en el proceso educativo infantil. Hay que dejar margen, para que ell@s sean capaces de autoeducarse.